Fue una falla capital. El intendente Germán Alfaro se puso al hombro la campaña y puso a su esposa, Beatriz Ávila, en segundo término en la lista. Anoche, al cierre de esta edición, Cambiemos había perdido unos 60.000 votos. Eso implica que si ayer hubieran sido las elecciones de octubre, Ávila no hubiera salido electa diputada. En consecuencia, Cambiemos habría perdido una banca. Pero también esta agrupación tuvo un ministro y un secretario de Estado. Ni José Cano ni Domingo Amaya capitalizaron en votos ese regalo que les hizo Macri. El Presidente vino a Tucumán; igual que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y la ministra Patricia Bullrich, que aterrizaron en estas tierras y no alcanzó. Esa fue la sorpresa. El peronismo no sorprendió. Ganó como estaba previsto, aunque obtendría una banca más de la que se calculaba.
El oficialismo acertó con la elección del candidato. El gran triunfador fue Osvaldo Jaldo, quien no soñó con postularse y, sin embargo, obtuvo un holgado triunfo. Se apostó por un dirigente que supiera hablar y seducir a los peronistas, algo que Pablo Yedlin no hubiera podido hacer. El peronismo dio en el blanco con su estrategia, mientras que Cambiemos se diluyó en la heterogeneidad de su composición. Quedan 10 semanas para jugar la gran final de octubre. El peronismo cuidará al extremo cada paso para que nada se modifique. En Cambiemos no sólo deberán revisar la hoja de ruta: también tendrán que ver qué grado de compromiso tienen sus socios.